By Matías Pascual
La corrida cambiaria de fines de agosto causó cambios repentinos en el gabinete y las políticas del presidente Mauricio Macri. La economía sentirá un grave impacto como consecuencia del elevado tipo de cambio que causaría una caída del 2,3% en la actividad económica según el banco de inversión Morgan Stanley. El ministro de Finanzas y Hacienda, Nicolás Dujovne, está renegociando el acuerdo firmado en mayo con el FMI para asegurar el programa financiero de 2019.
Desde que asumió a finales de 2015, el gobierno tuvo objetivos claros en cuanto al desarrollo de la economía durante su mandato. Como principal, mantener un crecimiento sostenido del PBI a la vez que se achicaba el elevado gasto público heredado de la gestión anterior que generaba un importante déficit fiscal. Además eliminar la corrupción estatal y erradicar los elevados niveles de pobreza.
Para que todo esto fuera posible, el país salió del default y a buscó capital en los mercados internacionales, endeudándose en dólares, con los que esperaba poder pagar el gasto sin necesidad de imprimir una gran cantidad de billetes. Con la esperanza de poder pagar a través del crecimiento de la actividad del país, se formuló un plan gradualista que incluiría una “lluvia” de inversiones extranjeras al mejor estilo desarrollista.
El martes 14 de mayo, luego de que la Reserva Federal de Estados Unidos (FED) anunciara una nueva subida de la tasa de interés que superó la barrera del 3%, el peso argentino perdió el 8% de su valor en relación al dólar. Como medida para calmar la euforia generalizada, y el desconcierto en cuanto a la capacidad de Argentina para pagar su deuda, el presidente Macri inició contactos con el Fondo Monetario.Unas semanas más tarde, concluyeron con el acuerdo de un crédito (préstamo) stand-by por 50,000 MM U$D, que traducido al español significa que el FMI iría dando el dinero a medida que se cumplian objetivos preacordados.Esto porque la desconfianza en la coyuntura complejizaba la posibilidad del gobierno para tomar más deuda externa.
El 30 de junio, luego de dos jornadas consecutivas de caída libre en el tipo de cambio, la cotización cerró en $38,75 a pesar de que tan solo dos días antes estaba al nivel de $31,5. Son varias las razones que se pueden interpretar como causantes de la situación tan inestable y volátil que sufre el mercado cambiario por estos días. A las altas tasas de la FED (Banco Central de EEUU) que generan una tendencia de alejamiento de las economías emergentes por parte de los inversores internacionales, se les suman las situaciones actuales de Brasil y Turquía y un proceso de desconfianza hacia el plan gradualista de Mauricio Macri, que a pesar de más de dos años y medio de mandato, no ha logrado estabilizar los niveles de inflación. Esto provoca que el país siga con grandes rojos comerciales junto con una contracción de la actividad económica.
No son pocas las consecuencias de la drástica subida del tipo de cambio. La deuda externa argentina de U$D 71,399 MM, compuesta principalmente por dólares, resulta más cara en pesos. Se suma a esto la pérdida de salario real de los trabajadores y pérdida nominal en dólares, ya que estos compran una gran cantidad de productos importados. En los próximos meses se acelerará la inflación como consecuencia de que varios de los productos del dia a dia son transportados por camiones que consumen nafta, que cada vez resulta más cara ya que su precio está dolarizado y el precio del barril del petróleo sigue subiendo. Esto resultará en una caída en la producción y la importación de bienes, que generará una importante cantidad de despidos, que elevará el nivel del desempleo.
El gobierno no se quedó de brazos cruzados, y la semana pasada el presidente emitió desde Casa Rosada un comunicado oficial donde anunció una serie de medidas con las que buscará estabilizar el tipo de cambio y además proteger a los sectores más vulnerables de la sociedad.
El gobierno definió un aumento a las AUH de $2700 pesos a pagarse en dos partes, además de aumentar retenciones al campo de $4 por dólar exportado.A la vez se llevó a cabo una importante reestructuración de gabinete, que consistió en la fusión de ministerios, que pasaron de 19 a 10. En paralelo, Nicolás Dujovne viajó a Estados Unidos para negociar un adelanto de fondos por parte al FMI para asegurar financiamiento de cara al año 2019, año en el que se elegirá en las urnas al próximo primer mandatario argentino para los siguientes cuatro años. Las elecciones del año que viene serán claves para el futuro de la Argentina, tanto política como económicamente, ya que una victoria por parte del kirchnerismo o justicialismo supondría un giro de 180 grados que podría suponer graves consecuencias en la sociedad argentina.
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