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Una reflexión sobre la muestra de IB


By Valentina Maniotti


Montando la expo / de @artesass

Como bien dijo nuestra profesora de arte, la exposición de arte en año 12 es una demostración cristalina de lo que fueron estos dos arduos años para nosotros a nivel emocional, creativo y académico. Allí expuestos están nuestros mayores logros, como también nuestros mayores fracasos. Cuando uno genera algo como el arte, intrínsecamente se extirpa algo de adentro, se lo moldea, trabaja y reformula hasta llegar al mejor resultado posible, que a veces por más frustrante que sea, no es el que queríamos. De este valioso proceso creativo, que es como lo llamamos, se genera una obra, que consecuentemente va a pedir a gritos y llantos ser aceptada, que te digan que está “bien”. Ya sabemos todos que no hay un bien o un mal, sino configuraciones impuestas que moldean nuestra percepción ética en cuanto a la diferencia entre si. Por más filosófico que suene eso, aplica al arte.


Cuando uno es introducido al mundo del arte es difícil al principio creer por completo que realmente no hay un techo, que mientras tus manos te acompañen, nada te frena. Es por eso que cuando uno habla sobre el proceso creativo se torna tan personal, porque todas esas decisiones que te llevaron a concebir a la obra de tal forma y no de otra no son coincidencias. Exponer las obras a un público es el mismo sentimiento que invitar a extraños a tu cuarto, a tu cabeza y ser testigo de como sos juzgado o aceptado, centrando al artista en una posición sumamente vulnerable, desnuda y totalmente expuesta.


A su vez, dentro de esta situación se establece una relación entre la audiencia y el arte, donde se entiende que el espectador va ya predispuesto a relacionarse con las obras, aunque sea superficialmente. Cada obra tiene su significado detrás, o un motivo por el cual se terminó llevando a cabo, porque es el proceso natural de la cabeza humana. Dentro de ese motivo muchas veces hay un mensaje. Una figura que grita injusticia o por ahí una simple foto que protesta los estándares de belleza o una fotografía que ruega al mundo a que ame más. De cualquier manera los mensajes están, más o menos explícitos. Dentro de esa relación entre la audiencia y la obra, está la responsabilidad del espectador de tomar la decisión de escuchar a ese mensaje o guiarse plenamente por lo estético, lo superficial. Pero por ese milisegundo que le lleva al espectador tomar la decisión de leer el texto curatorial o no, al artista se le da la oportunidad de presentar un mensaje al mundo, de introducir un concepto o una idea y es por eso que creo que el artista tiene tanto poder intangible en sus manos porque puede generar un cambio en la mentalidad de una persona.


Personalmente, puedo admitir que me estresa hasta el último minuto, pero ver el resultado final hizo que estos dos a;os de trabajo intenso tengan sentido. Exponer fue algo que disfrute por el hecho de poder ser testigo de las reacciones del público hacia las obras. Vi caras de asco, vi sorpresa, vi sonrisas y también vi orgullo. Por eso es que uno expone, porque de esa interaccion silenciosa uno construye y reflexiona. Pude lograr mis objetivos con esta muestra? Puede hacer llegar mi mensaje? Para un alumno de secundaria estas situaciones son siempre nuevas y uno nunca sabe qué esperar, es prueba y error constante. Lo que uno más se lleva es el aprendizaje de los errores y si uno no arriesga, uno no se equivoca. Es una forma muy fructífera de cerrar el ciclo creativo que es arte IB. A la vez, cuando desarmamos surgió una ola de nostalgia y tristeza que nos abrazo a todos de manera inesperada. El cierre de un ciclo también asusta. Era una mezcla entre el rigor eléctrico de haber terminado gran parte del año y amargura de saber lo poco que nos queda.

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